
La desigualdad hecha represión

*Por María Silvina Silvestre
Las formas de la política de la derecha han sido siempre represivas, hoy en día en la ciudad de Buenos Aires se ve más marcada a la hora de los reclamos, en tanto mientras por un lado se reclama sobre lo material con la marcha anticuarentena; la represión se plasma en la de Santiago Maldonado.
Claro esta que las ideologías se ven en estas antípodas. Delineados los procederes del gobierno
de la ciudad con Larreta a la cabeza, quien se puede descifrar que nunca le importo la vida
puesto que desde lo económico la despreció; cuando lo evidencia hace años el suicidio del Dr
Favaloro, por no recibir la partida para mantener la fundación, él daba fin a su vida.
Desde allí sabemos quien es Larreta. Rodeado del blindaje mediático de la mass media llega a
gobernar la ciudad, punto central de las protestas. Haciendo de las mimas una barricada de la
derecha con sus antipolíticas y represiones a las causas populares. De la misma manera que su
antecesor M. Macri.
No es menor el tema de que mientras se está intentando cuidar la vida de todos los
ciudadanos, los alineados a Larreta desprecian e irrespetan a los cuidados que el gobierno
Nacional intenta resguardar y piden represión para las donde nada más ni nada menos se
reclama por la vida. Por la vida, por la Memoria y la Justicia, las banderas que levantamos
aquellos que tenemos conciencia de Democracia y anhelamos a una sociedad más justa e
inclusiva.
Es cierto que no todos los ciudadanos somos iguales, es cierto que la represión esta siempre
al día cuando es selectiva y representa a los sectores que más lo necesitan, entonces se hace
efectiva.
En los cuatro años anteriores sufrimos la represión económica que implemento MM saqueando al
país y hambreando, reprimiendo y quitando derechas adquiridos; no obstante, la represión
constantemente sigue en la misma dirección, la de los que más necesitan y la de los que
luchamos por las causas justas.
En las calles de esta ciudad, en este contexto de cuidados del gobierno Nacional y descuidado
del de la ciudad es difícil encontrar un punto de inflexión donde se pueda pensar en una
sociedad justa; en vez se nos plantea una sociedad elitista y hueca, con plazas cerradas como
su ideología y de cemento como sus caras a la hora de pedir los votos.
Sin memoria no hay libertad, sin libertad no hay justicia; sin ello hay represión con certeza.